Dormir pocas horas, consecuencias en niños y en mayores


Dormir bien es salud y por ello, debe ser una prioridad para toda la familia. Es una necesidad primaria así que debemos darle la importancia que tiene y ser conscientes de que es fundamental para alcanzar mayor calidad de vida.

Para entrar en materia, debemos saber que son cinco las fases que atravesamos a lo largo de un ciclo de sueño completo, que dura entre noventa y ciento diez minutos, teniendo generalmente cinco ciclos a lo largo de una noche. En la etapa I, entramos y salimos del sueño. Nuestros ojos se mueven lentamente y se va parando la actividad muscular. En la etapa II, entramos a un nivel más profundo de sueño y con menor tono muscular. En la etapa III es en la que descansamos realmente, y es en ésta en la que se dan los trastornos como terrores nocturnos o sonambulismo. Si nos despertáramos aquí, nos sentiríamos realmente confusos. La etapa IV nos hace descansar profundamente, aunque no es ella en la que soñamos, sino en la última etapa, etapa REM, en la que se desarrollan los sueños en forma de historia y somos capaces de recordar.

Sin embargo, no se trata solo de dormir, son necesarias un número suficiente de horas y que el sueño sea de calidad si queremos evitar múltiples trastornos.

 

Perturbación del sueño en niños

Los niños menores de 3 años deben dormir entre 12 y 14 horas, los escolares necesitan entre 11 y 13 horas y los adolescentes deberían dormir entre 8 y 9 horas. No cumplir con estos parámetros orientativos generará en los niños y adolescentes numerosas consecuencias como cansancio y agotamiento, disminución del rendimiento escolar, cefaleas, déficit de la memoria, propensión a las infecciones o bajo rendimiento motor.

 

Perturbación del sueño en adultos

Por su parte, el adulto, tanto joven como maduro, debe dormir entre 7 u 8 horas. Y no descansar las horas suficiente puede acarrearle efectos secundarios como riesgo de obesidad, incremento del riesgo de diabetes, alteración en la concentración y pérdida de la memoria, riesgo de sufrir enfermedades cardiacas, de sufrir depresión o dolores musculares.

 

Existen una serie de hábitos de higiene del sueño que son recomendables para propiciar un buen descanso:

  • No tomar sustancias excitantes como café, té, alcohol o tabaco durante la tarde o al final del día.
  • Tomar una cena ligera una o dos horas antes de acostarse para no ir a la cama con sensación de pesadez ni de hambre.
  • Tomar un vaso de leche caliente o una infusión (sin teína) para favorecer la relajación antes de ir a dormir.
  • Realizar ejercicio físico a media tarde, nunca a última hora del día ya que activa el organismo.
  • Evitar siestas prolongadas y nunca por la tarde-noche.
  • Acostarse y levantarse siempre a la misma hora.
  • Evitar la exposición a luz brillante a última hora de la tarde y por la noche, además de mantener el dormitorio oscuro. Tanto los televisores como los smartphones y similares emiten una luz blanca que suprime o ralentiza la producción de melatonina, dificultando el descanso.
  • No realizar en la cama tareas que impliquen actividad mental como leer.
  • Realizar un ritual antes de acostarse que incluya conductas relajantes.

 

En la sociedad actual, los trastornos del sueño son más frecuentes de lo deseado, siendo las patologías más frecuentes la roncocopatía, el insomnio crónico, la apnea del sueño, el síndrome de las piernas inquietas y la narcolepsia, problemas tratados por los especialistas en trastornos del sueño. En la Comunidad Autónoma Canaria hay Unidades del Sueño ubicadas en los grandes hospitales de referencia.