El Síndrome de Ojo Seco es una de las enfermedades oculares más frecuentes. Aunque afecta especialmente a las personas de edad avanzada, puede aparecer a cualquier edad. También es más frecuente en las mujeres.
El Síndrome de Ojo Seco (SOS) puede aparecer por varias razones: porque no se fabrican suficientes lágrimas o porque se evaporan demasiado deprisa. En condiciones normales, los ojos se mantienen hidratados por las lágrimas que bañan su superficie. El parpadeo distribuye las lágrimas, que contienen sustancias que lubrican los ojos, previenen las infecciones y retrasan la evaporación de las mismas, por toda la superficie de los ojos.
Los síntomas de esta patología comprenden irritación, quemazón con sensación de arenilla e inflamación de los ojos, lo que acaba dañando la superficie ocular. Los ojos pueden enrojecerse ligeramente, sentirse pesados y hacerse sensibles a la luz solar. En los párpados se puede llegar a observar una secreción filamentosa (legañas). Los síntomas pueden ser menores al despertarse, pero empeoran a lo largo del día.
Los síntomas se desencadenan en varias situaciones. Por ejemplo:
- Actividades en las que se parpadea con menor frecuencia, por ejemplo, leer, conducir, trabajar con el ordenador o ver la televisión.
- La exposición a gases, polvo y humo de cigarrillo son especialmente irritantes.
- El aire acondicionado, que puede producir una atmósfera seca.
Afortunadamente, es improbable que el ojo seco afecte a la visión. Sin embargo, si los ojos están muy secos, por ejemplo, por falta de producción de lágrimas incluso en situaciones emocionales o como reacción a estímulos (ej. pelar cebollas), los síntomas pueden ser intolerables.
¿Qué causa el Síndrome de Ojo Seco?
La causa más frecuente del Síndrome de Ojo Seco es una insuficiencia de las glándulas palpebrales para producir lágrimas, lo que sucede a veces como parte del proceso de envejecimiento. La obstrucción de las glándulas sebáceas en los párpados puede empeorar el problema. Los medicamentos utilizados en el tratamiento de algunas enfermedades, como la hipertensión o alteraciones de la función renal, pueden reducir la producción de lágrimas. Con menor frecuencia, el ojo seco puede formar parte de una enfermedad, como el síndrome de Sjögren, que se presenta en personas con artritis reumatoide y otras enfermedades relacionadas.
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