Las Enfermedades Infantiles más Comunes Según la Época del Año


A lo largo del año solemos frecuentar algunas enfermedades dependiendo del mes. Uno de los factores que afectan a ello son los factores climatológicos, por ello no se padecen las mismas enfermedades en verano que en invierno. Aquí algunos casos:

La primera época del año es en la que más se frecuentan síntomas como: tos y dolor de garganta. Suele ir acompañado de dificultad para tragar, de tos seca y persistente.

Para aliviar este dolor, se suelen usar humidificadores, soluciones fisiológicas o agua de mar esterilizada en forma de aerosol.

No son recomendables los calmantes de la tos, a menos que los prescriba el médico. Es importante el consumo de líquidos que hidratan las mucosas de la garganta y fluidifican el moco y evitar calefacción alta.

En marzo, es muy común el herpes virus 6, un microorganismo que se transmite mediante el contacto directo con la saliva o con el moco de la persona enferma. Los principales afectados son los niños entre seis meses y dos años.

Los síntomas son: fiebre que sube rápidamente y se mantiene en valores altos durante tres o cuatro días. Luego desciende rápidamente y empiezan a aparecer unas manchas rosadas en la piel. Pasados dos o tres días, esas rojeces desaparecen, lo que indica la curación de la enfermedad.

No existen tratamientos específicos para esta enfermedad, lo único que se suele aplicar para contrarrestar el malestar son antitérmicos.

En abril/mayo, le toca el turno a la varicela. Se manifiesta con unos puntitos rojos, en ligero. Al principio son pocos, pero enseguida se extienden a todo el cuerpo. Después se transforman en ampollas, que se llenan de líquido donde está concentrado el virus, es la fase en la que el niño resulta más contagioso. Por último, las ampollitas se transforman en costras, cuya caída decreta la total curación. La varicela va acompañada de fiebre y malestar general.

La enfermedad se resuelve de forma espontánea. Se pueden usar fármacos antitérmicos.

Al empezar el verano, suele aparecer el llamado herpes simplex de tipo 1 y se trata del virus responsable de la frecuente pupa en el labio.

Al principio el niño siente escozor, picor y hormigueo. Casi inmediatamente aparecen las características ampollas. Tras 5-7 días, las ampollas se rompen, se secan y se sustituyen por pequeñas costras de color marrón amarillento, que se desprenden solas.

Se debe aplicar una pomada o crema antivírica específica sobre las ampollitas, al menos 4-5 veces al día.

Otra de las afecciones que suele acompañar esta época estival son los trastornos intestinales. Los más pequeños sufren dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarrea. Las heces son líquidas y abundantes, las deposiciones numerosas lo que puede provocar la deshidratación

Hay que reponer los líquidos perdidos utilizando soluciones rehidratantes. En los casos más graves, puede ser necesario recurrir a antibióticos.

Con la llegada del otoño llegan los resfriados. La nariz goteante, la dificultad para respirar, los estornudos y el malestar general caracterizan la primera fase de la enfermedad que dura unos tres días y que es la más contagiosa, ya que las secreciones nasales y las gotitas de saliva son verdaderos concentrados de virus que son muy infecciosos.

Por último, se suele terminar el año acompañados de la gripe. Fiebre alta, tos persistente y dolor en los músculos y en las articulaciones.

Para bajar la fiebre, se recurre a antitérmicos. Es recomendable permanecer en reposo y evitar los golpes de frio.

 

Para evitar estas enfermedades es importante mantener unos hábitos de vida saludables, enriquecernos de vitaminas y ayudar a mantener las defensas altas. En definitiva: cuidarnos.