La Hipertensión


Cuando hablamos de hipertensión, hacemos referencia a la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida; el corazón ejerce presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano. La presión máxima se obtiene en cada contracción del corazón y la mínima, con cada relajación.

La hipertensión arterial no produce síntomas, puede pasar desapercibida. Aunque es más frecuente que aparezca después de los 40 años, puede aparecer en cualquier momento.

Hay dos tipos de presión arterial: la sistólica (máxima), cuyos valores suelen estar entre 120-129 mmHg, y la diastólica (mínima), que se presenta entre 80 y 84 mmHg. Cifras más bajas también pueden considerarse normales, siempre que no provoquen ningún síntoma.

No existe la presión arterial compensada, es decir, que la alta compense a la baja o viceversa. Es negativo presentar una presión máxima o mínima elevada, ambas elevadas o una elevada y otra baja.

Para prevenir la hipertensión, es recomendable seguir unos hábitos de vida cardiosaludables como: no fumar, evitar el consumo de alcohol, controlar nuestro peso y práctica de deporte.

Los pacientes que siguen un tratamiento antihipertensivo deben tener en cuenta que, aunque la presión arterial se haya normalizado, no hay que dejar de tomar la medicación. Además, deben cumplir el tratamiento de manera estricta y consultar con su médico en el caso de no obtener resultados.