La visión de los presidentes: Antonio Padilla y Francisco Quintana


Antonio Padilla, octavo presidente de Cofarte (1997- 2005)

“Sin una cooperativa de apoyo, ni profesional ni económicamente puede funcionar el 70% de tu farmacia. Y elige una cooperativa donde te conozcan, te escuchen y donde puedas DECIDIR sobre el rumbo que quieres que tengas”.

Háblanos de los orígenes de Cofarte, ¿cómo surgió esa necesidad de crear la cooperativa?

Para explicar los orígenes de Cofarte yo me remontaría unos años más atrás, dos o tres años, y les explico la situación en la que yo estaba en el año 63 con un servicio diario del único mayorista que había.  Ese servicio se entregaba escrito a mano por la tarde y se recogía al día siguiente en la puerta del almacén (algunos que tenían un servicio de guagua directo lo recogían a través de la guagua).  Esta sociedad que me servía, el Centro Farmacéutico, que hizo una labor encomiable en los años 30 librando a los farmacéuticos de los drogueros que en el aquel tiempo manipulaban el mercado farmacéutico, con el paso del tiempo se convirtió en una sociedad endogámica en la que los beneficios y las acciones eran para los fundadores y  para su familia y, al llegar los años 50, los farmacéuticos jóvenes no tenían posibilidad de adquirir medicamentos en la mismas condiciones en las que las adquirían otros farmacéuticos, cosa que va contra el principio de máxima igualdad y cooperación.

Ante esto, Pedro Évora, Bernardo  Bencomo y otros farmacéuticos decidieron fundar la cooperativa como el vehículo moderno que tenían para pedir sus medicamentos, lo que desde el principio me pareció una idea estupenda y, aunque no fui de los socios fundadores (bueno tengo el número 15), defendí aquella iniciativa desde el principio.

¿Cómo se hacía los pedidos por entonces? Háblenos de aquellos tiempos…

En la primera época no sé si todavía existió el papel tradicional con copia de calco, pero sí rápidamente existieron los pedidos por teléfono. Desde la cooperativa te llamaban a una hora determinada, tú solicitabas el pedido por teléfono y una habilidosa mecanógrafa los pasaba. Luego llegó el MSI, instrumento curioso, porque tú tecleabas con las manos unos códigos que no se si eran unos códigos nacionales o unos códigos privados, lo enchufabas al teléfono, hacía unos ruidos y luego aparecían los medicamentos. Nunca supe cómo funcionaba pero sí cuento que tengo uno y que si alguien quiere ver aquel trasto yo se lo presto; había que acoplarlo con una especie de goma al auricular y no podías dejar resquicios porque si se perdía el sonido el pedido se falseaba.

Hablamos ahora del paso a Los Majuelos…

El paso a Los Majuelos fue lo que permitió que la Cooperativa sea tan importante como lo es hoy y que no se hubiese visto asfixiada con locales y con cosas pequeñas en Santa Cruz; la visión la tuvo Bernardo y el apoyo de los doscientos farmacéuticos que debía haber en aquel entonces para dar lugar en emprender esta obra. Ellos fueron los grandes visionarios.

Antonio sitúanos en tu etapa en Cofarte, como Presidente, qué destacarías, cómo fue la evolución de la cooperativa en aquella época.

Yo siento molestar a los actuales dirigentes pero es que mi época fue muy fácil y muy buena para la Cooperativa y para la farmacia, fue una época distinta a la actual y que  además no volverá, nunca serán las cosas como fueron hace doce o catorce años. La crisis, las situaciones tanto de la administración como de las personas han cambiado notablemente, no digo para mal, pero ha cambiado. Mi época de Presidente de Cofarte fue una época feliz, lo pasé muy bien. Yo me presenté voluntariamente a las elecciones y me busqué un equipo mayoritariamente de farmacéuticas a las que no conocía pero sí sabía de su valor y, con el apoyo de Rafael que fue un gerente puntal para esta economía drástica que él sostenía y que fue clave para que Cofarte llegara hasta donde está ahora, viví una época no digo fácil, pero sí cómoda.

Y a esos farmacéuticos jóvenes que a lo mejor no tienen tan arraigado el sentimiento de que Cofarte es su cooperativa, que les diría.

A los farmacéuticos jóvenes les diría que si ellos quieren ser algo, si les interesa tener una oficina de farmacia y que esa oficina de farmacia aparte de su labor sanitaria les ofrezca un medio de vida seguro, tienen que pertenecer a la cooperativa y defenderla, incluso a veces no comprendiendo lo que se hace, pero para eso les queda el recurso, que yo siempre he empleado, de consultar a la Junta de Gobierno.

Lo que le diría a los farmacéuticos jóvenes es que sin la cooperativa no podrían existir.

Francisco Quintana, noveno presidente de Cofarte (2005-2015)

“Es fundamental que las generaciones que se incorporan a la cooperativa entiendan claramente la necesidad de contar con una distribución propia, fuerte, solidaria. No quiero una Farmacia sin mi Cooperativa detrás apoyándola.”

¿Cuándo empiezas a formar parte de Cofarte?

Tengo la sensación de haber pertenecido a Cofarte desde siempre, pues los veranos en la época del instituto los pasaba, en gran parte, en la farmacia de mi tía Carmen, en La Cuesta. Allí conocí la Cooperativa. Nunca dejó de impresionarme como cada día recibíamos en la farmacia, dos veces al día, los productos que se habían pedido por teléfono unas pocas horas antes. Desde ahí mi gran vinculación con Cofarte. Más tarde, en el año 1991 abrí mi Oficina de Farmacia en Los Andenes, La Laguna.

Antes de llegar a la presidencia ya formabas parte del Consejo Rector,¿cómo fue esa etapa?

Y en el 95 Basilio me preguntó si quería conocer y participar más de la Cooperativa y entré a formar parte como Interventor de Cuentas durante dos años.

Entre los años 1997 y 2001 ocupé una plaza de Vocal en el Consejo, ya con Antonio Padilla en la Presidencia. Nació mi segundo hijo en el 98 y trasladé la farmacia en el 2001. Esto hizo que, durante dos años, hasta el 2003, dejara de pertenecer a la Junta de Cofarte. Ese mismo año Antonio me ofreció ocupar la Vicepresidencia, a lo que yo, por supuesto, accedí encantado, pero con algo de temor por la responsabilidad que conllevaba.

¿En qué año accedes a la presidencia? ¿Cómo recuerdas esa etapa como presidente?

El año 2005 Antonio decide no seguir en el cargo y, ante la ausencia de otros candidatos, me propone a mí que lo suceda, a lo que accedí también, no tan encantado y con más miedo que dos años antes. Pero las cosas, con la ayuda de tantos compañeros que pasaron por el Consejo y el personal de Cofarte, fueron saliendo. Unas mejor que otras, como siempre. Hasta que doce años más tarde, después de un montón de vivencias, peripecias, momentos dulces y amargos y mucha gente en el camino, en junio del 2017 termina mi etapa en el Consejo de Rector de Cofarte.

¿Cómo ves la evolución y el futuro de la Cooperativa?

Creo que no me equivoco si digo que en estos 22 años logramos que Cofarte se adaptara en cada momento a los cambios sociales y tecnológicos. Estoy convencido de que lo seguirá haciendo en el futuro y de que logrará seguir siendo el referente en su sector en la provincia. De que la vocación de servicio con calidad al socio seguirá siendo una prioridad y de que el compromiso con sus empleados, en todos los sentidos, estará entre sus objetivos principales.

Y ya para terminar, ¿qué le dirías a los farmacéuticos que acceden ahora a una oficina de farmacia y no saben qué es una cooperativa?

Es fundamental que las generaciones que se incorporan a la cooperativa entiendan claramente la necesidad de contar con una distribución propia, fuerte, solidaria. Casi más que necesaria, diría que es obligatoria. A quienes llegan ahora, o llegaron no hace demasiado y no conocieron otras épocas, se las recordaría. Los pasearía por las instalaciones y los animaría a formar parte en algún momento de la directiva, para saber qué es lo que se hace cada día y para que aporten sus ideas e iniciativas, sus críticas.  En el despacho del Gerente les leería las frases de mis predecesores y añadiría una: No quiero una Farmacia sin mi Cooperativa detrás apoyándola.