El Agua


El consumo de agua es vital para nuestro organismo, tanto es así que podríamos sobrevivir durante más de un mes sin comer, pero solo unos días sin beber agua.

Tomar agua diariamente, en cantidades suficientes, hace que eliminemos los desechos del metabolismo celular, evitando el estreñimiento y garantizando su buen funcionamiento, disfrutando así de buena salud.

El agua, además, actúa como reguladora de la temperatura corporal y colabora en la eliminación de toxinas, por ello, la hidratación diaria es fundamental. Para un adulto sano, una deshidratación del 3% de su peso corporal provoca un aumento de la desconcentración, del cansancio y de cefaleas, así como disminución de la memoria a corto plazo, de la capacidad de respuesta y del rendimiento físico.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir entre 2 y 3 litros de agua al día, de los cuales, el 20-30% proviene de alimentos sólidos y el 78-80% de la ingesta directa de agua. Siempre hay casos excepcionales en los que debemos aumentar el consumo, como cuando:

  • Tenemos fiebre
  • La temperatura ambiental es elevada
  • En la lactancia materna
  • Realizamos ejercicio físico. En este caso es aconsejable comenzar a tomar agua una o dos horas antes de la actividad física y no esperar a tener sed para beber. Durante la realización del ejercicio, es aconsejable hacer paradas cada 20 minutos para ingerir agua.

Otro aspecto importante a la hora de consumir agua es saber qué agua necesitamos en cada momento de la vida:

En el caso de los niños, se recomienda utilizar agua mineral natural envasada. Durante el primer año de vida, lo aconsejable es que consuman 0,6 l. de agua al día y entre 1,8 l. y 2,6 l. en la adolescencia. En este ciclo de la vida resulta muy importante porque puede llegar a prevenir el sobrepeso y la obesidad.

Para los adultos se recomiendan aguas minerales bajas en sodio si queremos controlar la hipertensión arterial. Las ricas en calcio, magnesio y sulfatos, favorecen a la salud cardiovascular.  Las aguas bicarbonatadas son las más adecuadas en casos de diabetes, por producir una menor respuesta glucémica. Cuando se trata de mujeres embarazadas, el agua mineral natural es fundamental ya que favorece al adecuado desarrollo y, durante la lactancia, ayuda a mantener la cantidad y calidad de la leche materna. Por otro lado, el consumo apropiado de agua durante la menopausia, además de reducir los efectos del envejecimiento en piel y huesos, mantiene el peso corporal.

Los mayores, sin embargo, son los que menor percepción de sed tienen y más cantidad de agua necesitan. En esta edad, en la que necesitan un aporte nutricional extraordinario, conviene especialmente consumir agua a lo largo del día de forma gradual para mantener los niveles necesarios.