Cómo interpretar un análisis de sangre


La sangre es un tejido líquido que circula por venas, arterias y capilares alrededor de nuestro organismo. Es de color rojo debido al componente hemoglobínico que posee. Tiene dos partes: el componente celular (o elementos formes: células y sus derivados) y el componente sérico (fluido traslúcido y amarillento en la que están suspendidos los elementos formes). Su función principal es la distribución e integración sistémica. Además, actúa defendiendo ante infecciones, intercambiando gases y distribuyendo nutrientes.

En un análisis se pueden detectar los valores de los componentes de la sangre, es decir, conocer el estado actual de nuestro organismo con un simple pinchazo. Para hacerlo correctamente, debe haber pasado un mínimo de seis horas de ayuno en el paciente. Las muestras se toman, por lo general, en las venas del codo que llevan la sangre al corazón con una jeringa que se va conectando de manera consecutiva a diferentes tubos, según el objetivo del análisis. Los más usados son tres:

  • Los de tapón morado: contienen anticoagulante EDTA, para el estudio de las células de la sangre.
  • Los de tapón azul: contienen anticoagulante citrato sódico, para el estudio de la coagulación de la sangre.
  • Los de tapón rojo: no contienen anticoagulante y se usan para pruebas bioquímicas, marcadores tumorales, hormonas y anticuerpos.

También es una prueba que puede realizarse en las arterias de las muñecas, aunque resulta más incómodo y doloroso debido a las terminaciones nerviosas de esta zona. Suele hacerse cuando ya hay una vía cogida o cuando se precisa medir los gases en la sangre.

Normalmente, los datos más solicitados son:

  • Hemograma. Mide la concentración de cada uno de los elementos celulares de la sangre (hematíes, leucocitos…) y comprueba si las células tienen forma y estructura normal.
  • Bioquímica. Estudia las sustancias químicas en sangre (calcio, sodio, magnesio…).

Una vez analizada esta extracción, se obtienen resultados de componentes que, para muchos, resultan auténticos desconocidos:

  • Glóbulos blancos o leucocitos. Encargados de defender ante alguna posible infección, por eso cuando padecemos alguna, aumentan. Sus valores normales están entre 4.000 y 11.000 mm3.
  • Glóbulos rojos o hematíes. Su función es transportar la hemoglobina y el oxígeno a todo el cuerpo. Los valores normales se encuentran entre 3,8 y 6 mill/mm3.
  • Plaquetas. Encargadas de la coagulación de la sangre en caso de heridas. Valores normales entre 130.000 y 450.000/mcL
  • Triglicéridos. Son un tipo de grasa en sangre, para no correr riesgos debe tener unos valores entre 30 y 250 mg/dl.
  • Colesterol. Es una sustancia grasa que se encuentra en el plasma sanguíneo, necesaria para el normal funcionamiento del organismo. La mayor parte se produce en el hígado y el resto proviene de algunos alimentos. Su valor total debe ser menor a 200 mg/dl, aunque existen dos tipos:
    • LDL (comúnmente colesterol malo): se encarga de transportar el colesterol nuevo desde el hígado hacia todas las células del organismo. Con valores indicados por encima de 40 mg/dl.
    • HDL (comúnmente colesterol bueno): recoge el colesterol no usado y lo devuelve al hígado para el almacenamiento o excreción al exterior mediante la bilis. Sus valores ideales se encuentran por debajo de 130 mg/dl.
  • Glucosa. Es el azúcar en sangre y está considerada la principal fuente de energía de las células. Los valores normales se encuentran entre 70 y 100 mg/dl en ayunas y <140 mg/dl después de la comida.
  • Ferritina. Sirve para saber si se padece anemia ya que es el indicador de hierro en sangre. Debe estar entre 20 y 250 ng/ml.
  • Creatinina. Es un producto de desecho del metabolismo de los músculos que normalmente filtran los riñones excretándola en la orina. Sus valores estándar son de 70-110 ml/min.
  • Sodio. Mineral necesario para que los músculos y los nervios funcionen correctamente. Valores adecuados entre 136 a 145 mEq/L.
  • Potasio. Mineral que regula el agua dentro y fuera de las células con niveles normales entre 3,5 y 5,3 mEq/L.
  • Ácido úrico. Sustancia que se produce tras degradar compuestos de la sangre. Debe estar entre 2 y 7 mg/dl.
  • Transaminasas. Informan del estado del hígado. Valores indicados de media por debajo de las 40 U/L.
  • Fosfatasa alcalina. Revela el estado de los tejidos, sobre todo de los huesos, el hígado y las vías biliares. Su valor normal es entre 30 y 120 U/L.
  • Velocidad de sedimentación. Se refiere a la velocidad que necesitan las células para sedimentarse. El valor normal se encuentra por debajo de 18 mm.

La anomalía en alguno de los resultados no necesariamente tiene que conllevar una enfermedad, sino que puede ser consecuencia de un desajuste puntual, por lo que lo mejor es consultar siempre con el especialista.