Comienzo de la primavera ¿depresión de primavera?


El dicho popular “la primavera, la sangre altera” tiene parte de mito popular y parte de verdad.

Con el cambio de temperaturas y alargamiento del día el cerebro a través de delicados procesos neurobiológicos, logra percibir cada una de estas variaciones a lo largo de los días. Estos pequeños cambios suelen afectar a personas que sufren enfermedades psiquiátricas y también producir cambios hormonales.

Según la Red Latinoamericana de Información Médica estos son los síntomas habituales de la que suele conocer como astenia primaveral:

  • Cansancio, malestar general.
  • Angustia, cambios de humor.
  • Insomnio y sensación de fatiga al momento de realizar tareas habituales.
  • Disminución del deseo sexual.
  • Pérdida de apetito.

¿Qué es la Astenia?

Del griego ‘carecer’ es la sensación general de cansancio, falta de motivación, fatiga o debilidad que suele afectar a personas entre 20 a 50 años.

¿Se puede curar la Astenia?

Al ser un proceso donde el cuerpo se adapta a los nuevos cambios, no existe un tratamiento específico, pero sí, una serie de pautas para llevar estos días de la primavera, de una manera más regulada y saludable.

  • Hidratar el cuerpo. El cambio de temperatura lo nota el organismo. Lo recomendado 1.5 litros de agua al día.
  • Aligerar la dieta. Comer cereales, fruta y verduras de temporada.
  • Aumentar la presencia de ácidos grasos poliinsaturados, como los omega – 3, presentes en pescado azul.

El dato: “La sangre altera”

El opuesto, la sensación de dinamismo, optimismo y estar lleno de energía tiene una explicación. Según los
investigadores de las Universidades de Edimburgo y Manchester los genes EYA3 y TAC1, se activan cuando aumentan las horas de luz en primavera y en consecuencia elevan la concentración de ciertas hormonas.

El profesor Dave Burt, del Instituto Roslin de la Universidad de Edimburgo, asegura:

La identificación de estos genes no sólo aclara el funcionamiento de nuestro reloj biológico anual interno, sino que además indica que existe una relación llamativa entre mamíferos y aves que se ha conservado más de 300 millones de años.