Solares que ‘hacen deporte’ y cuidan del medio ambiente


El campo de la fotoprotección es uno de los más dinámicos e innovadores en el mundo de la farmacia. Las diferentes compañías no dejan de innovar, segmentando su oferta y buscando nichos en los que ofrecer productos adaptados a las necesidades especiales de cada sector, no siendo una excepción el mundo del deporte.

Cada vez se buscan activos que protejan frente a más tipos de radiación solar, además de los rayos ultravioleta A y B, como por ejemplo la luz visible. Además, se trabaja en que sean más ecosostenibles, para que no contaminen los océanos ni alteren el ecosistema del fondo marino”, señala Carla Ferrándiz, adjunta del Servicio de Dermatología del Hospital Valle de Hebrón, de Barcelona, y miembro de la Sociedad Catalana de Dermatología.

En esta preocupación por no contaminar también incide María Luisa Bertomeu, vocal de Dermofarmacia del Colegio de Farmacéuticos de Valencia. “Es algo que casi todas las compañías han tenido muy en cuenta últimamente: proteger el medio ambiente con protección solar que no sea contaminante. Es muy importante proteger nuestra piel, por supuesto, pero intentar no destruir el planeta al mismo tiempo, sobre todo cuando practicamos deportes como la natación. En este sentido, es importante utilizar cremas con filtros físicos a base de minerales”.

No es esta la única innovación que se ha llevado a cabo en el mundo de la protección solar. “También se están añadiendo a estos protectores filtros biológicos que son antioxidantes de origen vegetal que presentan propiedades beneficiosas para el organismo, como por ejemplo la regulación de procesos inflamatorios e inmunorregulación”, añade Teresa Bonnin, farmacéutica comunitaria en Palma de Mallorca y experta en Dermofarmacia y Nutrición.

Los fotoprotectores resistentes al agua, al sudor y al rocen y que no pican los ojos hacen más fácil la actividad deportiva

“Cada año nos encontramos con novedades en cuanto a las texturas de los fotoprotectores. Se persiguen opciones apropiadas a cada tipo de piel, como las pieles grasas, secas, sensibles y también a cada tipo de circunstancia, como por ejemplo que te permitan la aplicación sobre piel mojada. Además, se combinan con activos que permitan tratar de forma simultánea problemas concretos en la piel como las manchas, las rojeces o el envejecimiento”, explica Ferrándiz.

Evidentemente, el sector de los deportistas es tenido en cuenta por la industria farmacéutica a la hora de innovar en sus protectores solares. Muchas marcas disponen de productos sport, pensados precisamente en sus características. “Un deportista debe tener en cuenta principalmente dos factores. El primero y más importante es que tenga un alto factor de protección solar frente a UVA y UVB, ya que la exposición suele ser prolongada. El segundo es que el fotoprotector sea resistente al sudor para que dure más tiempo la protección”, expone la dermatóloga.

Aparte de estas consideraciones, también hay que tener en cuenta para qué parte del cuerpo se va a utilizar el protector solar, tal y como apunta Bertomeu. “Hay algunos que están formulados de tal forma que la base externa es acuosa y dentro es como una micela que tiene la protección solar. De esta forma, aunque el deportista corra, sude y le entre en los ojos el protector, no le picará. Este tipo de formulaciones van muy bien para utilizar en la cara. En la parte del cuerpo los hay que tienen un poco de alcohol, que hace que te refresque al ponértelo, no reseca la piel por el tipo de formulación que tienen y se absorben muy rápidamente”.

Solares ‘proof’

No hay que olvidar tampoco el tipo de deporte que se practique. Así, es interesante buscar protectores con alguna característica concreta que lo hagan más adecuados. “En el caso de deportes como la natación, han de ser waterproof, aunque no debemos olvidar que ningún protector solar consigue una resistencia al agua del cien por cien y que la eficacia del producto va disminuyendo por el frotamiento, sudoración, aplicación no homogénea… En ciclismo, el protector ideal ha de ser sweatproof, que indica la resistencia al sudor; rubproof, que significa resistencia al roce, y, por supuesto, safe-eyes, que no pique a los ojos”, enumera Bonnin.

También, en este sentido, Bertomeu, apunta que es interesante para ciertas prácticas deportivas emplear productos de rápida absorción. “Para aquellos que hacen barranquismo, que suele practicarse en alta montaña, han sacado algunas nuevas texturas que se absorben muy bien y no tienes sensación de manos sudadas. Esto puede ser igualmente interesante para practicar ciclismo, por ejemplo, para que no sude el manillar”.

Todos los expertos coinciden en señalar la importancia de aplicar el producto al menos media hora antes de empezar el entrenamiento. “Hay que tener muy en cuenta el fototipo de cada persona para saber cuándo es necesario volver a aplicar otra vez el producto. Si alguien es de fototipo 2, debería ponerse cada hora y media o cada dos horas el fotoprotector. Lo que nunca se debe hacer es pensar que por utilizar un factor de protección muy alto ya no es necesario reaplicarlo. Hay que pensar que el sudor y el rozamiento de la práctica deportiva van haciendo que este se vaya perdiendo”, apunta la vocal de Dermofarmacia del COF de Valencia.

Asimismo, sostienen que lo más adecuado en la práctica deportiva “es utilizar aquellos productos con un nivel de protección solar más elevado”, como continúa Bertomeu. “Usar siempre la protección más alta posible. La textura que a ti más te guste, pero siempre con alta protección. Cuanto más alta, más proteges tu piel, que no hay que olvidar que tiene memoria”.

En el caso de no utilizar de forma adecuada la protección solar, el riesgo más evidente que se corre es el de una quemadura solar. “Esto no solo tiene consecuencias a corto plazo por el dolor o incluso la cicatrización posterior que podría dejar machas, sino que, además, las quemaduras solares son un factor de riesgo muy importante para el desarrollo de cáncer de piel en el futuro. Otros riesgos incluyen la irritación ocular por el contacto con un fotoprotector no adecuado”, comenta Ferrándiz.

Además, es importante tener en cuenta que algunas cuestiones pueden hacer que sea más necesario incrementar la protección solar. “Cuando hay una lesión y se están tomando antinflamatorios, hay que tener más cuidado porque son fotosensibles y eso no lo sabe mucha gente. Las chicas jóvenes que toman anticonceptivos también deben tener más cuidado, porque también tienen esta condición y pueden provocar manchas en la piel”, recalca Bertomeu.

Bonnin apunta otras cuestiones relevantes en el consejo dermofarmacéutico relacionado con la protección solar. “Algunas lesiones previas producidas por el sol o alteraciones dermatológicas como la rosácea, el vitíligo o el lupus deberían ser tenidas en cuenta a la hora de escoger una protección solar por parte del deportista”.

No se olvida de otros factores, como las condiciones de exposición solar y que pueden condicionar el uso de un fotoprotector u otro. “Las nubes o la humedad absorben parcialmente las radiaciones. También el entorno es necesario valorarlo; de hecho, hay superficies que reflejan la luz incidente, como la nieve, que lo hace en un 85%, o la arena seca, en un 20%. Otras superficies, en cambio, lo hacen menos, como el agua, en un 5%; la hierba, en un 3%, o el asfalto, en un 2%”.

“En general, recomendamos practicar deporte a primera hora de la mañana o última de la tarde, cuando la intensidad de la radiación solar es menor”, apunta Ferrándiz, quien prosigue reseñando cómo la radiación solar también es más intensa cuando nos encontramos a mayor altitud. “Por tanto, en la montaña la protección debe ser más intensa. Y en deportes de alta intensidad con gran sudoración, debe repetirse la aplicación con mayor frecuencia”.

¿Un solar bajo la ropa?

Muchas veces a la hora de practicar deporte se emplean ropas especialmente ligeras y que favorezcan la transpiración. “También debería ponerse protección solar debajo de la ropa deportiva, a no ser que esta sea especial para el sol, en la que se supone que no penetran tanto los rayos”, reucerda Bertomeu.

La farmacéutica de Valencia no olvida la realidad de la crisis sanitaria provocada por la Covid-19.  “Debajo de la mascarilla también hay que ponerse protección solar, porque los rayos del sol penetran a través de ella. Por eso, en la zona de los labios y de la nariz deberíamos poner protección y es algo que se olvida mucho, al igual que en otras zonas del cuerpo, como los tobillos o las orejas”.

Deportistas que cuidan su cuerpo, pero no su piel

La luz solar es fuente de energía y vida. Aporta numerosos beneficios y en las personas es un elemento fundamental para la producción de vitamina D. Sin embargo, en exceso puede acabar ocasionando problemas y ser nociva, sobre todo para la piel. Especialmente los rayos UVA y UVB, que pueden causar eritema solar, envejecimiento cutáneo prematuro, daño ocular, debilitamiento del sistema inmunitario, reacciones fotoalérgicas y fototóxicas e incluso cáncer de piel.

Los expertos no se cansan de repetir la gran correlación que existe entre la frecuencia del cáncer de piel y el grado de daño del ADN, recordando a la población que más del 90% de los cánceres dermatológicos son consecuencia de la exposición al sol. La mejor manera de prevenirlos es la protección solar.

En la práctica deportiva esta exposición al sol suele ser muy habitual y hacerse, además, durante largos periodos de tiempo y muchas veces de forma muy expuesta. “Varios estudios, realizados por dermatólogos del Hospital Universitario Puerta del Mar, de Cádiz, y miembros de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), muestran que todavía hay poca conciencia de los daños que puede sufrir la piel del deportista por esta exposición solar”, explica Teresa Bonnin, farmacéutica comunitaria y miembro del grupo de Dermatología de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac).

Bonnin apunta cómo, por ejemplo, uno de estos estudios realizado con regatistas comprobó que su media de entrenamiento es de entre tres y cuatro horas diarias. “Más del 70% de ellos sufrieron quemaduras solares y, sin embargo, más del 88% nunca había visto un dermatólogo en su vida”. Similares datos arrojó otro estudio, esta vez hecho con surfistas. En esta ocasión, hasta el 70% de este colectivo se había quemado mientras que el 83% nunca iba al dermatólogo.

Info. www.diariomedico.com