EN PRIMERA PERSONA | Cáncer infantil


Dinesh Lalchandani es Doctor en Medicina, Especialista en Pediatría y Oncología Médica y nos acerca, en primera persona, al cáncer infantil.

Cuéntanos cómo llegaste a dedicarte a esta profesión.

Desde pequeño tenía claro que me quería dedicar a alguna profesión en la que pudiera ayudar a los demás, formarme en algo para ser “útil” a las personas que me necesitasen para resolver sus problemas. La verdad es que no recuerdo el momento exacto en el que decidí ser médico, pero fue desde bien pronto. La Oncología siempre me llamó la atención por el desafío médico que supone y para cubrir la gran necesidad de ayuda que tienen tanto los pacientes como su familia. Al terminar la carrera decidí especializarme en Oncología médica (adultos) y tras los años de residencia (período de especialización) estuve trabajando como especialista en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. En 2010 me trasladé a Barcelona a trabajar como asistente voluntario al Hospital Sant Joan de Déu, un hospital pediátrico de referencia internacional, en el servicio de Oncología pediátrica. Allí descubrí de primera mano el mundo de la Pediatría. El flechazo fue tal que cuando regresé a Tenerife, volví a preparar el MIR y completé la especialidad de Pediatría. En la actualidad trabajo exclusivamente dedicado a niños y adolescentes.

¿Puede aparecer el cáncer en cualquier edad del niño? ¿A qué edad es más frecuente o desde que edad suele aparecer?

El cáncer puede aparecer en cualquier edad, aunque hay franjas en las que es más frecuente. El cáncer infantil es relativamente infrecuente. En nuestro país se diagnostican aproximadamente 1.400 nuevos casos anuales en niños entre 1 y 14 años. España se sitúa en el contexto europeo occidental, en cuanto al patrón de incidencia y la distribución por grupos tumorales.
La incidencia de manera global es más alta en los cuatro primeros años de vida, para ir disminuyendo posteriormente hasta la adolescencia. De manera más concreta, cada tipo de tumor tiene una incidencia distinta en función del rango de edad. Pongo un ejemplo, mientras el linfoma de Hodgkin es una enfermedad prácticamente inexistente durante el año de vida, su frecuencia asciende con la edad teniendo una de las tasas más elevadas durante la adolescencia. En cambio, el otro tipo de linfoma, el no Hodgkin aparecen desde el primer año de vida superándolos en frecuencia hasta los 10 años.

¿Qué tipo de cáncer es más frecuente en la infancia? ¿Hay diferencias entre cáncer en niños y en niñas?

El cáncer infantil tiene, como todos los cánceres, una base genética sobre la que interactúa el medio ambiente, aunque también pueden existir algunos genes implicados en cánceres que son heredados dentro de una misma familia y los predisponen a padecer tumores con una frecuencia mayor que la población general. El tipo de cáncer más frecuente en la infancia es la leucemia (cáncer de células de la sangre), seguidos por los tumores del sistema nervioso central y los linfomas (cáncer de los ganglios linfáticos). Los niños presentan una incidencia superior en un 20% a las niñas según los datos poblacionales del Registro Nacional de Tumores Infantiles

El hecho de tener delante un diagnóstico de cáncer infantil no debe ser un trago fácil de digerir en ese momento de comunicarlo a sus padres o tutores, ¿cómo lo afrontas?, ¿qué es lo primero que debe hacer su familia? ¿qué pautas se les da? ¿cómo se explica al menor lo que le sucede?

En efecto, es uno de los peores momentos. La manera de informar depende mucho de la familia, su cultura, etc. Hay que ser claro y conciso, sin perder un ápice de humanidad. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de la salud de lo más valioso y querido que pueden tener unos padres, sus hijos. En muchas ocasiones no basta con explicar las cosas una vez, suele ser necesario explicar las cosas en distintas visitas ya que cuando das una mala noticia los padres pueden bloquearse y todo lo que viene detrás de la mala noticia no llega a asimilarse. Lo que más ansiedad genera son las dudas, que a su vez generan miedos, por lo debemos estar disponibles para resolverlas. Transmitir el optimismo cuando la situación lo permita y sobre todo no ser paternalista, esa es una actitud que debe quedar desterrada de la práctica médica actual. Todo esto debe transmitirse en su medida al menor, en función de su madurez, pero teniendo en cuenta que no por ser pequeño, sus sentimientos también van a serlos. Hay que explicarle en un lenguaje adecuado lo que le sucede. Es importante que tanto el paciente como su entorno familiar esté informado de los posibles efectos que pueden surgir derivados del tratamiento y que no les coja por sorpresa así de como la manera de paliarlos.  La mitad de la batalla está en la cabeza. Hay que estar mentalmente preparados para superar los momentos difíciles, que no serán pocos. ¡¡Es verdaderamente increíble la fortaleza de los pequeños y como son en muchas ocasiones un ejemplo para los adultos!!

¿Existen diferencias entre el cáncer infantil y el que padecen los adultos? Tratamientos aplicados, resultados obtenidos, esperanza de vida, consecuencias, etc.

En el adulto tiene mucho más peso el factor ambiental como causante del cáncer (desencadenante) dependiendo estrechamente con sus hábitos de vida (alcohol, tabaco, sedentarismo, dieta…) El cáncer infantil, obviamente, no tiene este tipo de influencias. Aunque hay muchos tratamientos comunes entre el niño y el adulto, los niños tienen unas peculiaridades fisiológicas y biológicas que hacen que en muchas ocasiones toleren una cantidad de tratamientos y dosis que un adulto no aguantaría, con una capacidad de recuperación mucho más rápida. Entre el arsenal terapéutico para los niños podemos encontrar la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia, la inmunoterapia, los virus manipulados en laboratorio para que ataquen a células tumorales y las nuevas terapias donde se manipulan las células sanguíneas defensivas propias (linfocitos) para que combatan las células cancerígenas. Una diferencia muy significativa entre ambos tipos de cáncer es la frecuencia. Mientras que en niños es una enfermedad rara, en adultos no lo es. Por objetivarlo en números, el Instituto Nacional de Estadística registró en 2016 191 muertes de niños atribuidas al cáncer mientras que en adultos mayores de 20 se registró más de 110,000 fallecimientos. Aun así es la primera causa de muerte por enfermedad en el rango entre 1-14 años. Esto influye estrechamente en que la investigación en el cáncer de adultos sea muy superior.

La supervivencia es claramente superior en los niños, de manera global ronda el 80% (hay tumores que alcanzan el 90% y otros en la que es mucho más pobre) frente al 60% de los adultos. La supervivencia del cáncer infantil ha mejorado de forma significativa en los últimos años. Este descenso de la mortalidad ha sido consecuencia de la aplicación de nuevos y mejores procedimientos diagnósticos y terapéuticos. El abordaje multidisciplinar del diagnóstico y tratamiento de los tumores en la edad pediátrica ha supuesto un claro beneficio para este grupo de pacientes. La investigación y el desarrollo de mejores medidas de soporte también han contribuido a disminuir su mortalidad y sus secuelas.

El cáncer infantil tiene cura en un porcentaje muy alto y, aunque la batalla es dura, merece la pena pelear porque con frecuencia se gana. No se está sólo, hay un numero enorme de profesionales al lado de las familias para vencer al cáncer. Toda mi admiración a esos niños y sus familias. Dinesh Lalchandani.

Más información de interés:

https://www.aecc.es/sites/default/files/migration/actualidad/publicaciones/documentos/guiareducida.pdf