Día Mundial sin Tabaco


El consumo de tabaco provoca enfermedades y muerte prematura a miles de personas cada año en Canarias. Constituye la causa más importante de muerte prevenible en nuestra sociedad. El problema es de tal magnitud que ya no puede ser abordado por una institución sanitaria o, ni siquiera, por una sola nación. Es necesario el esfuerzo coordinado de Estados y Naciones para conseguir frenar una epidemia que se estima que este año puede ocasionar la muerte de siete millones de personas en el mundo.

Todos los factores que influyen en el consumo deben ser tenidos en cuenta para poder abordar el problema. La prevención del consumo en los más jóvenes es una prioridad, con programas que desarrollen habilidades y capacidades para poder vivir y desarrollarse sin necesidad de consumir este tóxico.

Por otro lado, la evidencia científica actual insiste en que el riesgo de padecer las más graves enfermedades derivadas del tabaco es mayor cuantos más cigarrillos se hayan consumido y cuanto más tiempo se haya fumado, y esto con independencia del producto o la manera de consumirlo, pues también hay acuerdo científico en que no hay forma segura de consumir tabaco, ni siquiera los nuevos dispositivos suministradores de nicotina.

Los daños para la salud son tan evidentes que la dificultad parece encontrarse en hacer llegar el mensaje a la población fumadora de una manera adecuada y comprensible.

En Canarias, se estima que fallecen cada año unas 2.300 como consecuencia del consumo de tabaco y que el coste  en servicios sanitarios derivado del consumo de tabaco puede representar unos 180 millones de euros

Según la encuesta de salud de Canarias de 2015 siguen fumando en nuestra Comunidad Autónoma 466.000 personas mayores de 16 años, lo que constituye el 26,2% del total de la población. La proporción de varones (28,7%) y de mujeres que fuman (23,7%) ya es muy próxima. Esto ocurre en regiones en las que la epidemia de tabaquismo ya está muy evolucionada, baja la proporción de varones fumadores y se acerca a la de mujeres.

Destaca el incremento de personas que nunca han fumado, que ha pasado de un 50% en 2004 a un 58% en 2015, sobre todo a costa de los varones (39% en 2004 hasta el 61,7% en 2015).

 

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