En épocas de tensión nuestro cuerpo puede reaccionar de forma adversa, en la mayoría de ocasiones se trata de signos de alerta.
Pero existe un síndrome crónico, la fibromialgia, que puede quedar oculto al confundirlo con los síntomas comunes que nos origina el estrés.
Por ese motivo, hemos querido diferenciar ambas afecciones y así poder obtener el tratamiento adecuado para cada una de ellas.
Qué las causa.
La causa de la fibromialgia se desconoce. Un trauma físico o emocional, una respuesta anormal del dolor, alteraciones del sueño o alguna infección (como un virus que no ha sido identificado) se consideran posibles desencadenantes de esta enfermedad.
Las principales causas del estrés se atribuyen a situaciones que vivimos: trabajo, relaciones personales, cambios en nuestra vida, mayores responsabilidades… Algunos fármacos también pueden causar o empeorar nuestros síntomas, como son algunos medicamentos utilizados en inhaladores para el asma, fármacos para la tiroides, algunas pastillas para adelgazar y alguno de los remedios que se utiliza para combatir el resfriado. Sustancias como el café, el alcohol, la cocaína o incluso el tabaco también pueden interaccionar con los síntomas.
Qué síntomas padecemos.
La fibromalgia se caracteriza por un dolor prolongado en todo el cuerpo, acompañado de sensibilidad en las articulaciones, los músculos, los tendones y otros tejido blandos. Podemos sentir el dolor como profundo, punzante o urente.
En general este dolor se acentúa por las noches y puede empeorar con la actividad, el clima húmedo o frío, la ansiedad y el estrés. Sus síntomas nos ocasionan fatiga, un estado anímico depresivo y problemas con el sueño.
El estrés no nos afecta a todos de la misma manera. Muchas personas pueden sentir sus síntomas por todo el cuerpo, los más comunes: el dolor abdominal, los dolores de cabeza y dolor o tensión muscular. También puede generarnos problemas de tipo sexual y dificultades a la hora de conciliar el sueño o presencia de pesadillas.
Cuando estamos muy estresados podemos sentir una frecuencia cardíaca más rápida, con latidos saltones, respiración agitada, sudoración, mareos y temblores.
Qué tratamiento llevamos a cabo.
El tratamiento de la fibromialgia se dirige a paliar nuestros síntomas y que alivie el dolor. Para comenzar a abarcar el problema se aplica: fisioterapia, ejercicios y un programa de acondicionamiento y métodos para aliviar el estrés.
En caso de que estos tratamientos no funcionen, el médico puede recetar un antidepresivo o relajante muscular, siendo el principal objetivo la mejora del sueño y la tolerancia al dolor. El ejercicio y la terapia conductista siguen acompañando a este tratamiento. Los grupos de apoyo también pueden ser muy útiles.
AFITEN es la Asociación de Fibromialgia y Fatiga Crónica de Tenerife, puedes contactar con ella en el 922 21 11 34 o en el correo electrónico contacto@afiten.com. Para ver sus oficinas pincha AQUÍ.
Con respecto al estrés, lo que alivia a cada uno no es lo mismo. El mejor comienzo es hacer ciertos cambios en nuestro estilo de vida: una alimentación saludable, el ejercicio, dormir bien, reducir el consumo de las sustancias excitantes… Nos beneficiará aprender y practicar alguna actividad que nos ayude a relajarnos.
Pregúntale a tu médico si alguno de los fármacos que tomas puede causarte ansiedad. El médico puede remitirte a un profesional de la salud mental si fuera necesario. Algunas veces, un tratamiento farmacológico también puede ayudar a reducir los síntomas.
Fuente:
MedilinePlus: Fibromialgia / Estrés y ansiedad.